viernes, 14 de mayo de 2010

Capitulo 4 -La Mentira-

Capitulo 4


~La Mentira~




Entramos a el salón 106, la mirada de Derek cambio se tenso y quedo estupefacto al ver a nuestro nuevo compañero, era fácil de entenderse esa belleza era absurdamente extraordinaria.

Las bancas eran de dos personas -¡perfecto!- así podría arreglar mejor las cosas. La profesora estaba sentada en el escritorio, pero pronto se iría. Según mi hermana la maestra Bridget, nunca estaba así que tendría tiempo a solas con Derek.

Voltee a ver a los demás compañeros y Gabriel mantenía la mirada fija en mi, sus ojos se encontraron con los míos. Los de él hermosos color miel y los míos verdes claros, rápidamente quite mi vista de el dirigiéndome hacia los orbes azules de Derek.

Ahí me encontraba yo, ya sentada alado de Derek y aun podía sentir la mirada que me quemaba de Gabriel. ¿Por qué me miraba así?, acaso estaba molesto conmigo porque yo hubiera provocado que él estuviera en detención. No soportaba tanto silencio y decidí arreglar las cosas con Derek.

-Derek, ¿Por qué estabas tan molesto? –necesitaba respuestas y el tendría que dármelas, el volteo y fijo sus ojos en mi.
-No estoy molesto – contesto bruscamente.
-¡DEREK JONES! – grite y los pocos compañeros que estaban voltearon a vernos, mi cara se puso roja como un tomate, me había ruborizado.
-Shhh…- dijo alguien, pero no le tome importancia.
-dime, por favor – chille.
-Que quieres que te diga? – dijo sarcásticamente.

Lo fulmine con la mirada y cruce los brazos sobre mi pecho. Derek me abrazo, pero yo lo aleje, su mirada se puso seria y triste, -¡maldición!- pensé, me dolía verle así y no me resistí mas, lo abraza con todas mis fuerzas trayéndolo hacia mi cuerpo.
El respondió al abrazo y me apretó más contra él.
Lo mire a los ojos sus hermosos ojos azul topacio, y entonces atrajo su rostro contra el mí y junto sus labios, besándome tiernamente y dejando ese sabor a miel en mi boca.

Pasaron las tres horas y seguíamos abrazados, pero… me di cuenta de que Gabriel nunca quito la mirada de mi, era como si sus ojos estuvieran ardiendo y me quemara con ellos. Sonó el timbre y la profesora entro por la puerta en ese momento nos separamos Derek y yo. Tome mis cosas y Salí con Derek por la puerta dirigiéndonos al estacionamiento.

Caminamos por los pasillos, ya no había nadie y entonces la cruda verdad me cayó encima, ¿Qué le diría a mi madre? ¿Cómo le explicaría mi retraso? Y entonces vi a mi hermana con el cuadro que apenas salía de su entrenamiento.

-Derek – susurre débilmente
-¿Qué tienes, te sientes mal? – dijo muy alarmado.
-no, es solo que….-no termine la frase. – tendremos que decirle a mi madre sobre nuestro… noviazgo
-Claro que le diremos, no soportaría verte a escondidas, quiero hacerlo oficial y no esconder lo que siento por ti – esas palabras me llegaron, el me quería, me quería demasiado y eso me hacia feliz.
-Que le diré, sobre que llegue tarde, sabes ella es muy preocupadiza, seguro a de estar toda alterada.
-Entonces te llevare en mi auto y así yo le diré la verdad – dijo con tanta satisfacción, que creó a él le fascinaba decir: “mi novia”
-Bueno, prepárate para tu funeral – dije en broma y ambos soltamos unas carcajadas.

Vi como Gabriel salía, hacia el estacionamiento y volvió a quemarme con su mirada, pero… entonces se le acerco una hermosa chica, de cabello castaño, ella tenía el mismo aspecto que el piel blanca como la cal y una belleza extraordinaria.
Mis ojos no perdieron de vista a ambos, ella volteo a verme y me fulmino con la mirada, sus ojos al igual que los de Gabriel me quemaban.

-¿entonces? – Derek me saco de la vista a ambos chicos
-sí, deberías decirle, pero como llegara mi auto no lo podemos dejar aquí.
-no lo sé y si… hoy vas a tu casa y mañana yo voy por ti para llevarte a la escuela?
-sí, me parece perfecto, así podrás pensar mejor, que le dirás a mi mamá.

Derek me abrazo de nuevo y me beso dulcemente, mi corazón tenía ese palpitar desbocado y en un momento creí que iba a salirse de mi pecho. El sonido ensordecedor de mis latidos era lo único que se escuchaba y Derek soltó una risita, su corazón latía tan rápido como el mío.

-ya te extraño – me susurro al oído.
-yo también.
-no quiero separarme de ti, no sé qué hare este tiempo en que no te veré – dijo con su dulce voz e hizo que me estremeciera.

Entre a mi auto, Derek se subió al suyo igual que yo, agite la mano en forma de despedida y encendí el auto, dirigiéndome a mi casa.
Estacione el auto en el garaje de la casa y mi hermana iba llegando en una camioneta junto con el cuadro de porristas. Entre y ahí estaba mi mamá sentada en el sofá de la casa.

Me miro atónita y en eso entro mi hermana con su grupo.
-¿Por qué llegaste tan tarde? – pregunto fríamente.
-eh…- fue lo único que dije.
Y en eso intervino mi hermana.
-Estaba viendo como entrenábamos, seguro que tendrá que hacerlo porque si quiero que ella se quede con mi puesto, tendrá que entrenar mucho – termino de decir y me guiño el ojo.
-bueno, espero que no se repita.

No sabía que decir, ella nunca me había sacado de un apuro se lo agradecería mucho.
-sí, quería verla como hacían todas esas cosas de porristas.

-bueno, espero que no se repita – dijo mi madre.

Subí a mi habitación y me recosté en mi cama, no sabía que pensar. Mi hermana Amelia me había ayudado con mentirle a nuestra madre y no era cualquier cosa, que ocultar.

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